Se trata de un extraño caso de alteración de los genes encargados del envejecimiento que provocan que Brooke crezca a un ritmo excesivamente lento.
Este caso es único en el mundo. No hay datos que hagan pensar lo contrario ni que ayuden a encontrar una solución para ella.
Además, los problemas de Brooke van más allá de su lento crecimiento y su apariencia de bebé eterno. En sus 17 años de vida ha sufrido graves trastornos que han puesto en riesgo su vida. Infartos cerebrales, espasmos, úlceras y dificultades respiratorias han complicado su existencia. Para los médicos, su enfermedad es un auténtico misterio.
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